Querida extraña:

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Aún me sigue doliendo tu ausencia, porque sigo imaginándote en cada uno de mis momentos especiales y en los no tan relevantes. Aún sigo extrañando esos abrazos largos y cálidos después de haber reído por horas durante esas largas pero efímeras madrugadas. Jamás olvidaré cómo bailábamos sin cesar toda la noche mientras mis padres creían que estábamos en casa comiendo helado y viendo películas. 

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Dime que aún me recuerdas, que aún piensas tanto en mi como yo en ti, que no te has olvidado de todas las veces que te sostuve en brazos cuando sentías que ya no podías más con tu autoexigencia, la cual llevaba toda la vida persiguiéndote, tanto como a mí, pero tenía la fuerza para seguir a tu lado sin soltarte. Cómo olvidar aquellos karaokes donde dejábamos el alma y el corazón en vísperas de Navidad cada año sin falta, como una tradición jurada por el meñique. Siempre hacías que abrir los regalos fuera todo un espectáculo, devolviéndome mi ilusión de niña, esa que a ambas se nos fue muy temprano.

 

Después de ti, aún cuando los años han pasado, no he vuelto a llamar a nadie más… “mi mejor amiga”, y ahora seguramente ya hay alguien a quien le cuentas si ya te volviste a enamorar o si acaso pudiste ir a ese viaje a Colombia ¿lo recuerdas? Teníamos el itinerario más loco del mundo porque queríamos cruzar el mar hasta llegar a España, donde Madrid sería la ciudad de nuestros sueños. Me llevarías a aquel restaurante que tanto amaste cuando fuiste con tu familia. Ahorrábamos cuanto podíamos para que después voláramos hasta Bogotá, y aunque no me gusta el café, por ti lo hubiera probado solo ahí; esa sería nuestra primera aventura, planeada meticulosamente mientras cursábamos la universidad. 

 

Mantengo la ligera esperanza de que quizá, solo quizá, en mis sueños aún te veré acompañándome en aquella graduación cuando me entregaron mi título universitario o en mi próximo cumpleaños 25, porque aún quiero pensar que recuerdas todos y cada uno de nuestros planes que hicimos hace 10 años atrás. Para esta celebración en específico, por favor dime que aún no te olvidas de todas nuestras bromas y chistes locales de los cuales nuestras miradas eran cómplices, porque yo aún las recuerdo.

 

Hoy en día hay algo que aún me duele más que otra cosa en el mundo y es que en mi futuro no te veré a mi lado como mi dama de honor, no estarás ahí en uno de los días más felices de mi vida, te lo perderás todo, no usarás ese vestido color vino que ya habíamos elegido en aquella tienda del centro, ni tampoco atraparás mi ramo. Se supone que tú serías la tía divertida ¿te acuerdas? Porque, aunque no fueras mi hermana, para mi siempre fuiste la familia que el universo me dio a escoger. Aún tengo el recuerdo tan fresco como si ayer fuera el día en que te hubiese dejado, en la que también fue mi casa, mi refugio, mi lugar seguro, aquel día donde tuve que caminar por primera vez sola en esa avenida sin siquiera mirar atrás. 

 

Tú y yo sabemos lo dura que fue la preparatoria, si bien para cualquier adolescente esa etapa es difícil, solo nosotras nos ayudábamos a sobrellevar nuestros problemas alimenticios mientras la ansiedad y depresión nos acechaba. Odié tanto esa etapa de mi vida que jamás desearía regresar ahí, pero por ti volvería en el tiempo tan solo para gozarte un poco más ¿Cómo? No lo sé, solo sé que desearía que mi mejor amiga de toda la vida no fuera una completa extraña para mi el día de hoy.

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Con amor y el corazón…

C.