Mapas en tus labios

Victoria Bolaños

Sin dudar, cuando cierro los ojos, la escena se despliega, lo veo. Él está inclinado hacia ella con los ojos clavados en su cuerpo, sus ojos rebosantes de asombro, no logra comprender. Ella, sentada inmutable, respira de forma tan superficial que apenas se percibe. Los latidos armonizan una melodía solo para ellos.‘No creí que vinieras’, dice él, su voz apenas un susurro, ella responde con una sonrisa. Sus miradas se encuentran y ella escucha el sonido acompasado de su respiración, como una confesión que no se atreve a verbalizar.

El mundo ha desaparecido, solo se escucha un murmullo distante. Ella alcanza a oler el perfume que desprende su cabello, ve sus poros y todas las líneas de sus labios que forman mapas en un lienzo rosa que invita a explorar. Repasa sus manos con la mirada, las conoce de memoria, pero las preferiría en ella. Sigue pensando en la última vez que estuvo en su cama y lo raro que se puso todo después, pero hoy no. 

Hoy es diferente.

Cuando lo mira ha de pensar en lo que no va a funcionar. 

Pienso en ti y en todo lo que has hecho mal, en las horas que pasé junto a ti, todo viene a mi mente mientras me acerco a tu boca y coloco suavemente mis labios encima de los tuyos para sentir aire tibio proveniente de tu interior. Aún no sé si pasó o lo inventé mientras cierro los ojos.

Es jueves, me has tomado de la mano con timidez, yo me quedo congelada sin reaccionar. Hemos ido a mi cuarto con la luna iluminando el camino, cómo lo hace cada vez que te veo. Entras sin avisar, como lo has hecho en mi vida, yo no he de impedirlo; la secadora aún conectada, los tres cambios de ropa que he decidido no usar, el maquillaje que me ayuda a sentirme un poco menos horrible y la mochila de la escuela, todo eso sobre la cama. Tú te sientas en un banco al lado del desastre con la mirada fija en mis postales y posters de danza.

De todos los cuartos a los que he pertenecido, este es el primero al que logras filtrarte y es evidente tu curiosidad, pero yo no estoy lista para que entres, no, no estoy lista para ti.

Estoy de pie, el sol ilumina mi cuerpo como si la calle fuera mi escenario, se dibuja mi cuerpo en el piso. Apenas logro notar tu presencia y vuelvo al presente, has dado la vuelta. No sé cuando me volví tan insoportable en tu vida, ya no usas más pijamas de caricaturas, ahora adornas tu mano izquierda con una sortija.

Ya no es jueves y ya no veo mapas en tus labios, ni pienso en lo que no funcionó, ahora lo sé.